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El Gran Apagón del 28 de Abril de 2025: España, Portugal, Andorra y parte del sur de Francia

Análisis de las Posibles Causas y Soluciones
29 de abril de 2025 por
El Gran Apagón del 28 de Abril de 2025: España, Portugal, Andorra y parte del sur de Francia
Oman
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El 28 de abril de 2025 quedará marcado como una fecha sin precedentes en la historia de España debido al mayor apagón eléctrico jamás registrado en el país. A las 12:32 del mediodía, un colapso repentino del sistema eléctrico dejó sin suministro a toda la península ibérica, extendiendo sus efectos a Portugal, Andorra y parte del sur de Francia. En cuestión de segundos, se perdieron 15 GW de generación eléctrica, lo que provocó la desconexión automática de la red española del sistema europeo y sumió a millones de personas en la oscuridad. Las consecuencias fueron inmediatas y severas: el país entero se paralizó, incluyendo trenes, metros y tranvías que se quedaron detenidos. El tráfico urbano se vio afectado por la falla de los semáforos, aunque algunos ciudadanos ayudaron a regularlo. En los hospitales, aunque los generadores de emergencia evitaron tragedias mayores, se vivieron momentos de tensión. Las redes de telefonía móvil e internet experimentaron caídas masivas de cobertura, dejando a muchos incomunicados. Ante la situación, el gobierno llegó a declarar el nivel tres de emergencia en algunas comunidades autónomas que lo solicitaron.

Para comprender qué pudo haber causado un evento de tal magnitud, es útil revisar cómo funciona la red eléctrica en España. La electricidad se genera en centrales, que pueden ser renovables (hidroeléctricas, eólicas, solares) o no renovables (nucleares, térmicas de carbón - aunque en proceso de desaparición -, y de ciclo combinado que usan gas). Una vez generada, la energía se transporta a través de cables de muy alta y alta tensión, una infraestructura gestionada en España por una empresa privada con participación estatal, Red Eléctrica de España (REE). Esta empresa es crucial para asegurar que la electricidad llegue de forma segura y eficiente. El siguiente paso es la distribución, donde la energía pasa por subestaciones que reducen la potencia para llevarla de forma segura a hogares e industrias a través de líneas de alta y baja tensión. Las empresas distribuidoras se encargan de esta infraestructura. Finalmente, está el consumo en viviendas, comercios y fábricas. En algún punto de esta compleja cadena, ocurrió el fallo.

Una de las primeras cuestiones que surgió fue si la causa pudo haber sido la falta de energía, como se había advertido en algunos titulares que incluso se nutrían de propaganda. Sin embargo, esta hipótesis ha sido descartada. A las 12:30, justo antes del apagón, la energía en el sistema nacional sobraba. España estaba generando suficiente energía para cubrir la demanda, almacenar en centrales de bombeo e incluso exportar a Portugal, Francia, Marruecos y Andorra. Por lo tanto, la falta de energía no fue la causa.

La explicación más probable parece apuntar a una falta de estabilidad en el sistema. El sistema eléctrico requiere un equilibrio milimétrico entre la producción y el consumo en cada instante. Cualquier desequilibrio es muy peligroso. Tradicionalmente, este equilibrio se mantenía gracias a la inercia mecánica proporcionada por las turbinas de centrales de carbón, gas, nucleares o hidroeléctricas. Estas turbinas giran a la frecuencia de la red (50 Hz en Europa) y pueden liberar o absorber energía de rotación para estabilizar el sistema ante desviaciones.

El desafío actual es el aumento significativo de la generación de energía solar y eólica en los últimos 20 años. Si bien estas fuentes son beneficiosas para el planeta, generan energía barata y reducen la dependencia de combustibles fósiles, no cuentan con las grandes turbinas que proporcionan inercia mecánica. La electricidad generada por paneles solares y molinos de viento es corriente continua que debe ser transformada a corriente alterna mediante inversores electrónicos. Estos inversores pueden crear una corriente perfecta, pero no pueden usar inercia mecánica para estabilizar el sistema en momentos críticos.

Además de la menor amortiguación inherente a las renovables, la variabilidad del sol y el viento (dependientes del clima) añade otro factor de inestabilidad. Cambios rápidos en la producción debido a nubes, paradas o excesos de viento son difíciles de manejar en un sistema con poca inercia, comparado con "poner a un equilibrista a cruzar un puente en mitad de un terremoto". Justo antes del apagón, aproximadamente el 70% de la electricidad provenía de fuentes sin esa "suspensión natural", lo que hacía que el sistema estuviera muy inestable y sensible. Cuando la frecuencia de la red comenzó a desviarse, las plantas y los consumidores se desconectaron automáticamente para protegerse.

Aunque el sistema había manejado cantidades similares de energía renovable en el pasado, esta vez falló. La causa exacta del "golpe final" que rompió el equilibrio aún es complicada de determinar. Se habla de la posibilidad de una "tormenta perfecta" de varias causas. Los factores meteorológicos como tormentas, viento racheado o cambios bruscos de temperatura y humedad pueden causar fluctuaciones en las líneas de alta tensión, que se amplifican en un sistema al límite. También se considera un posible pequeño fallo en la interconexión eléctrica con Francia como un detonante que hizo saltar el equilibrio. Otra teoría que circuló inicialmente, la de un ciberataque, no ha encontrado evidencias que la respalden hasta el momento y no parece ser la causa más probable.

Para evitar que un evento así vuelva a ocurrir, se plantean varias soluciones. Una es aumentar la inversión en la red eléctrica española, que se está quedando anticuada. Fue diseñada para un modelo de generación centralizada y constante, no para la generación descentralizada e intermitente de las renovables. Otra medida fundamental es instalar más sistemas de almacenamiento de energía. No basta con producir energía renovable; es necesario poder guardarla para liberarla rápidamente cuando sea necesario. Esto se puede hacer mediante grandes baterías de litio para corto plazo y centrales de bombeo para largo plazo. Fortalecer las interconexiones con países vecinos también es crucial. España tiene una interconexión limitada con Europa (apenas un 3% de su demanda máxima con Francia, muy por debajo del 10% recomendado por la Comisión Europea). Mejorar estas conexiones permitiría importar y exportar electricidad de forma más fácil y rápida en situaciones de crisis. Finalmente, se menciona la mejora de la predicción meteorológica para anticipar y mitigar los impactos de las condiciones climáticas en la red.

En resumen, el apagón de 2025 no fue causado por falta de energía, sino probablemente por una pérdida de estabilidad en un sistema eléctrico cada vez más dependiente de energías renovables variables y con menor inercia mecánica. Varios factores, posiblemente meteorológicos o un fallo en una interconexión, actuaron como detonantes en un sistema ya muy sensible. Las investigaciones continúan, y las medidas para aumentar la estabilidad, el almacenamiento y las interconexiones de la red se presentan como pasos esenciales para prevenir futuros colapsos.

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